Nos lo pasamos muy bien plantando cosas. Unos sembraron tomates. Otros, pimientos verdes. Y otros, rojos.
Nos manchamos las manos, y algunos la ropa, con tierra.
Algunos jugamos con el agua mientras nos lavábamos las manos.
Cuando estábamos saliendo de la huerta, olimos romero y lavanda.
Vamos a volver en mayo para ver cómo han crecido.
Ya fuera de la huerta, abrazamos un árbol gigante más grande que una casa. Se llamaba sequoia.